viernes, 26 de abril de 2013

Economía y Espiritualidad - El surgimiento del "Compartir"

Un nuevo paradigma en economía y política está comenzando a emerger, con señales claras que comenzaron a partir de la caída de las bolsas en casi todos los países iniciadas en 2008, actualmente con el pedido de libertad y participación del pueblo de países árabes se abre otra brecha y una más con el movimiento de indignados nacido en España y extendidos a otros países, entre ellos EE.UU. (el motor del capitalismo moderno). Estas señales, traducidas en una visión externa, son grandes pedidos de cambios que la humanidad está solicitando a gritos. Pero aún el mundo está en pañales respecto a las exigencias de los pueblos sobre necesitadas reformas estructurales. Lamentablemente, los estandartes del viejo sistema (el capitalismo) pujan permanentemente por volver a reacomodarse y mostrarse sólo como pequeños cambios, como el caso de los bancos en EE.UU. que nos pretenden decir: acá no pasó nada y estamos bien de nuevo. Esto no es cierto, no estamos bien y con el sistema capitalista y el sistema democrático imperante nunca el mundo podrá estar bien, ya que es un sistema en donde prima la competencia y en donde pese a que muchos no se dan cuenta, las condiciones en donde se compiten no son iguales para los que quieren participar de tal o cual mercado; aún más en la mayoría de los mercados imperan los oligopolios (y también tengamos en cuenta en el análisis el terrible poder de lobby y económico sobre otros países que tienen los grandes bancos, las petroleras, farmaceúticas y algunas multinacionales). El cuestionamiento permanente sobre la Comunidad Económica Europea aludiendo que tienen una crisis de competitividad es otra arista, en donde cabría preguntarse contra quién compiten, contra China e India, u otros países de Asia, o contra los países de Europa del Este que tiene un estado de bienestar precario; sí hasta algunos economistas también cuestionan al Estado de Bienestar de los países nórdicos, buenos ejemplos "hasta ahora" de un relativo funcionamiento social y beneficioso de la sociedad.

Por qué no estamos bien (algunos datos): De los 7.000 millones de habitantes del mundo, alrededor de 3.000 millones son pobres; unos 1.200 millones pasan hambre; el 75% de los recursos mundiales son consumidos por apenas el 25% de la población, la mayor parte se efectúa en los países desarrollados; el 75% de la energía generada se produce para el 20% de la población; entre 50.000 y 70.000 personas por día mueren de hambre; de estos, cada 10 segundos muere un niño menor a 10 años; el planeta se contamina cada día más con emisiones imparables de dióxido de carbono, residuos en agua y suelo de metales pesados, agentes patógenos, desechos de productos químicos, agroquímicos mal usados, plástico que no se biodegrada y podemos seguir y seguir; una economía basada en el petróleo como principal fuente de riqueza y energía no ha podido ser desplazada en más de 100 años por energías más limpias.

Es evidente que el sistema así, no sirve para todos, y sólo sirve cada vez para menos. Es evidente que si queremos cambiar el planeta tenemos que cambiar el sistema de producción y consumo. Como individuos y como sociedad debemos encontrar la forma de consumir menos para que se produzca mejor y de forma amigable con la naturaleza. Esto sólo puede ser conseguido en un sistema basado en compartir los recursos, ya que la competencia del actual sistema permite un estatus equivocado de las personas y naciones que más poseen, quienes consideran prerrogativa suya demandar del planeta un alto estándar de vida por sólo argumentar que ellos dan mucho, mientras que las personas y naciones pobres “dan poco”, y en consecuencia merecen poco de los mismos recursos mundiales; resultado final codicia, contaminación y la generación en las personas del pensamiento que cuánto más se tiene mejor persona se es. La principal ceguera de las fuerzas del mercado y de los que creen en ello es que no tienen en cuenta las diferencias de estatus inicial (económico, social, u otro) de quienes hacen las demandas al mercado. De aquí que la desigualdad sea inherente al funcionamiento de las fuerzas del mercado, que son intrínsecamente divisoras. Un claro ejemplo de ello lo podemos observar en la salud, en la educación y en el turismo, aunque siempre hay excepciones. Quien más tiene, tendrá mayor posibilidad de acceso a mejor salud a mejor educación para sus hijos y también a viajar más, es decir, podrá demandar más. En definitiva, el perjuicio para quienes no pueden demandar crece y crece, por más que con pequeñas oleadas se logre la inclusión para algunos. Es evidente también que en cualquier cambio que el mundo genere, Estados Unidos de América debe ser unos de los promotores, porque su poder es tan grande que si ellos no cambian como sociedad, promoverán tanta negatividad que muchos no cambiarán o no podrán cambiar. Es evidente también que el surgimiento pleno de China como potencia económica en el mediano y largo plazo llevará a empobrecer las condiciones de competencia y sistemas de seguridad social/laboral en otros países; y como consecuencia indirecta llevará a efectuar replanteos de menor cobertura para los gastos de ancianidad que soportan los gobiernos a través de distintos impuestos. En este aspecto hasta que China, tal vez también India y otros países asiáticos no tengan leyes laborales similares a las de muchos países de occidente, contarán con un costo de mano de obra menor al resto del mundo, ¿podemos hablar de competencia o condiciones ecuánimes en estas condiciones?

La prodigalidad del derroche con que funciona la sociedad global ha creado nuestros diversos problemas de contaminación, y constituye un peligro cada vez mayor para el planeta. Esto sólo se comprende a medias, ya que pese a ser los últimos años los más calurosos de la historia en su conjunto, pese a que el aire de las grandes ciudades se enrarece año a año, pese a que los costos de agua potable son cada vez mayores, pese a que la alternancia de épocas de sequía y lluvia se suceden con mayor frecuencia, pese a que la basura es cada día un problema mayor, algunos niegan con argumentos a medias el calentamiento global. Una economía sostenible es aquella que provee las necesidades de todos dentro de las posibilidades de salud del planeta, no más allá, sí al planeta hay que tenerlo en cuenta.

Hoy, una gran parte de la humanidad se ha comenzado a cuestionar las formas de gobiernos y las formas económicas-sociales con las cuales nos manejamos. También la clase dirigente se ha comenzado a cuestionar las bondades de este capitalismo globalizado. Por otro lado, muchas veces la falta de visión de nuestros líderes no lleva a pensar en parches al sistema, y que con una mejora por aquí y otra por allá podemos seguir funcionando como planeta, pero lo que hay que cambiar es el sistema completo. Todo cambio humano trata de un proceso lento, que puede demandar más de 20 años y por eso es tan importante el momento actual, ya que necesitamos tener una buena comprensión de los futuros posibles –uno oscuro si decidimos no compartir y uno brillante si decidimos hacerlo- y efectuar la transición, por lo que esta época de fricción económica y social es inevitable.

Por lo tanto, compartir es la cuestión central de un nuevo paradigma de sociedad, que conlleva una visión económica y social más espiritual. Compartir es comenzar a comprender que somos más que hombres aislados o grupos aislados, que en realidad somos espiritualmente parte de algo más grande que está surgiendo, es sus albores pero surgiendo al fin. Compartir es el fin de una comprensión lenta que conjuga la permanente discusión de que un futuro mejor es posible.

Pero para hablar de nuevo paradigma necesitamos establecer los principales puntos de un nuevo modelo y compararlos con el actual modelo imperante, lo que comenzaremos a vislumbrar más adelante.

Antes de irme, a continuación hay un extracto de un libro llamado “Un Maestro Habla” –Share Ediciones-, acerca del concepto de compartir:
“Cuando un hombre comparte crece. Hasta ahora se ha prestado poca atención a esta simple verdad. Para muchos, el compartir les resulta natural, como algo normal. Para otros, sin embargo, el concepto es ajeno y cargado de sospecha y dolor. Para estas personas, lo que es suyo es suyo, casi por derecho divino, mientras que el compartir es extraño y absurdo. ¿Cómo puede entonces el mundo caminar en la dirección de compartir y la redistribución, requisitos previos para la paz mundial?
Dondequiera que miren los hombres hoy en día, ven los resultados de su incapacidad para compartir. En todo el planeta, millones mueren de hambre. Otros tantos incontables sobreviven en la miseria y desesperanzadora pobreza, condenados a sufrir desde el nacimiento hasta la muerte prematura.
El cambio llegará cuando los hombres comprendan las razones de su presencia sobre la Tierra; cuando se den cuenta de que son parte de un vasto experimento evolutivo cuyo propósito está oculto, a todos menos a unos pocos. Cuando se reconozcan a sí mismos como almas, partes de la Única Superalma, y lleguen a comprender la identidad de cada uno con los demás; cuando los hombres comprendan que el compartir es el orden natural, que el egoísmo y la codicia son desviaciones de la norma, cuando se considere al compartir como una oportunidad de crecer, entonces los hombres acogerán el compartir como el fin de sus penas y su separación.
Ese momento ya está sobre nosotros. Las presiones de fuerzas internas y acontecimientos externos están haciéndose sentir a una escala global y están ocasionando una nueva valorización de la posición y las perspectivas del hombre. Ya no es seguro que el planeta pueda mantener la vida indefinidamente, sumido a su despiadada explotación por parte del hombre. La competencia económica y el desorden financiero presentan problemas que afligen la vida diaria de incontables millones.
No es por nada que sea ahora común para las naciones reunirse a discutir estos problemas. Tales encuentros son una señal de que el hombre está dándose cuenta de sus responsabilidades como administrador del planeta, y está preparado para tomar decisiones que mejoren su situación. La primera entre estas decisiones debe ser la buena disposición para compartir. Cuando se compartan los bienes del mundo de forma más equitativa, la mitad de los problemas del hombre desaparecerán de la noche a la mañana”.

REFORMA AGRARIA (PARTE 2) EN EL MARCO DE ECONOMÍA Y COMPARTIR

Habiendo tratado en la parte primera de “Reforma Agraria” las características que ha tomado la concentración de la tierra en la República Argentina, trataremos ahora algunas alternativas relacionadas con cómo y qué hacer para efectuar una reforma en el marco de Economía y Compartir.
Muchas de las propuestas que se realizan sobre el tema están relacionadas con:
·         La legalización y el otorgamiento de títulos a favor de propietarios legalmente precarios.
·         Creación de leyes para evitar la concentración o sobregravar las concentraciones de tierras.
·         Leyes contra la extranjerización de las tierras.
·         Leyes a favor de la agricultura familiar.
·         Leyes anticorporaciones.
·         Leyes de fomento tecnológico para pequeños emprendimientos agropecuarios.
·         Leyes de fomento crediticio para pequeños emprendimientos agropecuarios.
Y actualmente, también están surgiendo diversas manifestaciones a favor de agricultura sostenible y defensa ecológica de los suelos, subsuelos y fuentes hídricas.
No obstante, cuando nos referimos a una reforma agraria en el marco de economía y compartir, hablamos de lo que muchas veces hemos mencionado en distintos artículos, como en “Cambiar el Mundo Parte 3”. Bajo este concepto, vamos a analizar 2 alternativas. Una primera que generaría la mayor modificación de las pautas actuales de propiedad y producción. Una segunda alternativa relacionada con modificaciones menores al régimen de producción y propiedad actual.

Respecto de cualquier alternativa, mencionamos que un sistema basado en compartir los recursos está delineado por el reconocimiento de la humanidad como una hermandad que busca la evolución permanente. Este concepto de hermandad es fundamental para establecer bases sólidas que permitan compartir, que permitan reconocer en la necesidad de quienes menos tienen la urgencia de asistencia y de un cambio radical, para que juntos podamos evolucionar como hijos de un Padre o de una fuerza mayor conocida como Dios. El concepto de hermandad es primordial para dejar de lado mezquindades y la búsqueda de riqueza y poder permanente que tienen algunas personas, y que relegan a posiciones menores en la escala social a gran parte de la humanidad. El concepto de hermandad es esencial para que el egoísmo sea apartado por aquellos que ven la acumulación de riquezas y poder como la forma de supervivencia suya y de sus descendientes. También es vital el concepto de hermandad respecto de dejar de pensar en costo y ganancia y comenzar a pensar en el bien del planeta en cuanto a los métodos de producción a elegir.
Cabe aclarar, que como siempre he dicho, sí el sistema basado en compartir no es implementado por una cantidad importante de países, poniéndose de acuerdo en ciertas cuestiones básicas para la humanidad, nada de esto, ni la reforma agraria, ni cualquier otro tema que haya planteado en este blog será posible.
Es por estos 2 párrafos previos que confío en una gran luz que vendrá, que un ser altamente preparado para revelar esto a la humanidad, alguien que abra los ojos, para que poco a poco, despertemos del aletargamiento mundial en el cual estamos sumidos.
Para referirme a la primera alternativa es preciso entender cómo funcionaría una economía en donde la tierra no es propiedad de nadie, sino que es explotada para el bien de todos. Veamos un ejemplo.
Toda la tierra que se encuentra alrededor de una ciudad o partido no es propiedad de nadie, sino que sus actuales propietarios pasarían a ser administradores de determinado porcentaje de las mismas, incluyendo particularmente lo referido a inmuebles casa-habitación. Sobre el resto de los inmuebles e instalaciones los actuales propietarios tienen el poder de administrar en cuanto a la productividad de las mismas. No obstante, hay que determinar en cada ciudad o pueblo un comité de ejecución de políticas agropecuarias.
El Comité tiene a su cargo la elección general de un porcentaje de cultivos agrícolas, frutihortícolas, ganaderos y la cría de otros animales de consumo. El porcentaje restante está a cargo de los administradores de cada campo o parcela.
Por otro lado, hay que formar en cada ciudad o pueblo un grupo de personas que administren la maquinaria agrícola y ganadera necesaria para cada tipo trabajo. Este grupo, que al principio será conformado por los que actualmente poseen la maquinaria, también se llevará un porcentaje a determinar de la producción. Poco a poco esto tendrá que ir virando hacia un sistema en donde la maquinaria sea de propiedad cooperativa. Hay que pensar que SIEMPRE en el manejo de los grupos o en el manejo de los comités tienen que existir los profesionales idóneos o los vaqueanos idóneas en cada aspecto de la producción, dejando de lado aquellos que sólo les interese la política o la burocracia en post de su propia personalidad y de lo que puede lograr como individuo.
El fruto de cada campo o parcela irá una parte a la renta general del pueblo o ciudad y otra parte a los administradores y sus familias.
En cada ciudad o pueblo hay que elaborar planes de largo plazo para que en el término de 5 a 10 años para ir pasando de cultivos basados en agroquímicos a cultivos que no los utilicen o se utilicen en menor medida. Esto en primer momento parecerá que atentará contra la producción, pero cuando se proceda a estudiar correctamente y a incorporar mayores zonas a la producción agropecuaria será dejado de lado el uso de agroquímicos. Espero poder ahondar en otro escrito acerca de esto, ya que la controversia del uso o no de agroquímicos es muy grande en el mundo.
Recordemos también que como se mencionó en varias oportunidades, hay que en cada pueblo o ciudad establecer determinadas zonas para el cultivo de alimentos y eventualmente animales de granja, que sirvan en primer medida para abastecer el lugar.

La segunda concepción de una reforma agraria trata acerca de modificaciones al sistema actual, pensando en compartir, pero no en su forma plena, por lo que el sistema sería un intermedio entre el actual y la propuesta antes planteada.
Dentro de este marco, es indispensable pensar en un esquema de producción de verduras y hortalizas cooperativo o comunitario que permita el abastecimiento de la ciudad o pueblo. Este sistema tiene que ir correlacionado con otros en donde aquellas personas parte de esta cooperativa tengan acceso bienes sociales sin cargo como electricidad, gas y si es posible televisión por cable.
En cada pueblo o ciudad hay que destinar cierta producción (o el producido de las mismas) para beneficio de la sociedad en su conjunto.
En caso de haber tierras públicas o herencias vacantes que contengan tierras, estas deben ir al sistema de producción cooperativa.
Otra medida intermedia sería establecer sistemas de participación en las ganancias de los empleados en las compañías agrícolas para las cuales trabajan.
Es fundamental, en cada pueblo o ciudad establecer la cifra de personas que están sin trabajo o que tienen trabajos muy precarios, para ofrecerles formar parte de estas organizaciones cooperativas de producción de frutas, hortalizas, verduras y pequeñas explotaciones de granjas.
Otro paso intermedio es fomentar en cada ciudad o en varias, aunando esfuerzos, la formación de fábricas que otorguen valor agregado a ciertos productos primarios.
Asimismo, en esta alternativa son viables todas las normativas a dictar para que no se concentre la propiedad ni la producción y que fueron mencionadas en el segundo párrafo del presente escrito.

Esto, sobre lo cual escribí aquí pretende ser sólo una idea de una reforma agraria integral y otra sobre una reforma más suave, que se plantean como punto de inicio de discusión del tema. Por favor, quien haya leído hasta aquí, que lea hasta el final, porque las limitantes actuales del mundo son para todos los ámbitos y no sólo para el tema de reforma agraria.
Hay que tener en cuenta que en una economía basada en compartir los recursos, hay que asegurar un mínimo bastante elevado de beneficio socioeconómico para quienes hoy menos tienen, de manera de ir elevando paulatinamente su estándar de vida.
Ahora, muchos se preguntarán fundamentalmente 2 cuestiones:
1.       ¿Por qué debo compartir el fruto de mi esfuerzo o de mi propiedad con quienes menos tienen? Hay 2 respuestas, la primera es relacionada con la humanidad, y es porque necesitamos implementar un sistema basado en compartir los recursos para salvar el planeta, desplazando el concepto de costo y competencia que nos lleva a producir pensando de manera individual y sin quererlo degradando el planeta. La segunda es espiritual y tiene que ver con la faceta evolutiva de la humanidad, relacionada con mejorar las relaciones entre los hombres de manera de contrarestar el “miedo mundial” (tema tratado en otra publicación del blog).
2.       ¿Qué van a hacer los que menos tienen por mí? Lo único que pueden aportar quienes menos tienen a un sistema basado en compartir es por un lado el trabajo (tema al cual nos referiremos en otro escrito) y por otro lado todas las cuestiones relacionadas con el orden social. Cuando me refiero a orden social, es lo necesario para que quienes más tienen y quienes menos tienen sientan que pueden forjar una relación y una construcción de sociedad de largo plazo. Específicamente hay que atender a temas de planificación familiar (esto es porque el sistema al cual llamamos mundo para poder estabilizarlo hay que también comenzar a estabilizar el no crecimiento poblacional y la redistribución geográfica de muchas personas, llevándolas a zonas no urbanizadas y con posibilidades de que sean zonas productivas.) y a temas que eviten situaciones de inseguridad (esto último es porque la humanidad en su conjunto debe volver a vivir en forma armoniosa y pensando en que salir a la calle o a cualquier lado debe ser un acto más relacionado con compartir momentos con nuestros hermanos y no pensando en qué puede pasar).
Es importante entender que también muchas empresas tienen que ser reconvertidas en explotación mixta por parte de sus actuales dueños y cooperativas locales (formadas por profesionales idóneos, pero también por gente del pueblo, los trabajadores de las fábricas y también los trabajadores que brindan servicios a esas fábricas).
Más importante aún es entender que el concepto de competitividad y riqueza debe cambiar, y este el mayor concepto que a cambiar en la humanidad. Repito nuevamente, sí una cantidad bastante grande de países no se ponen de acuerdo en una diversidad de componentes de relaciones laborales y económicas, un sistema basado en compartir no es posible. Sí una cantidad muy grande de las personas más poderosas, económicamente hablando, no se comienzan a poner de acuerdo para compartir (y cuando digo compartir no me refiero a donar de vez en cuando o hacer una fundación para pagar menos impuestos y quedar bien con la sociedad y con su conciencia).

miércoles, 17 de abril de 2013

Apocalipsis Now ??? – La elección del Hombre

A medida que la economía mundial entra en vaivenes, en crisis, salidas de crisis, crecimiento económico, distribución de la riqueza…etc…etc… se viene dejando de lado soluciones de fondo que conlleven para la humanidad una convivencia armónica con la naturaleza.
Me refiero a Apocalipsis como una forma de dimensionar el problema y la urgente necesidad de los hombres a través de sus gobiernos, empresas y población en general de encararlo y tomar las medidas que lo solucionen.
Luego de 2 párrafos se preguntarán cuál es el problema: podemos resumirlo como la crisis ecológica que vive nuestro planeta.
¿Cuál es la urgencia? Que pese a lo que muchos dicen, negando el cambio climático, nuestro planeta está entrando en una fase de no vuelta atrás que nos puede llevar a un cataclismo. Para detener esto, sólo nos quedan entre 15 o 20 años, sino el planeta comenzará a colapsar, en un período que puede durar unos 20, 30 o 40 años, bien no se sabe.
¿Por qué está este escrito en un blog dedicado al tema de compartir en economía y espiritualidad? Porque el cambio hacia un sistema basado en compartir los recursos debe ser en paralelo con el cuidado de la naturaleza. Porque sí continuamos pensando en costo/beneficio sólo desde el punto de vista económico como lo hacen muchos gobiernos y empresas, no será posible el cambio hacia una producción sustentable, ya que implica un proceso de sustitución de tipos de producción que al principio puede resultar complejo.

Si bien, confío en la humanidad y que pronto (en un par de años) asomará una luz con una inmensa brillantez que encolumnará a gran parte de la humanidad en este necesario cambio, es mejor mencionar que esta elección respecto de las formas de producción debe realizarse. Respecto de cualquier alternativa, mencionamos que sino vamos hacia un sistema basado en compartir los recursos, delineado por el reconocimiento de la humanidad como una hermandad que busca la evolución permanente, tal vez no sea posible hacer la elección correcta. Este concepto de compartir necesita que la humanidad se reconozca como una hermandad; de otro modo vamos poco a poco ser absorvidos hacia un vacío sin fin por la competencia y los sistemas de producción actuales que conspiran contra el cuidado del planeta.
Es fundamental entender este concepto de hermandad para establecer bases sólidas que permitan compartir, que permitan reconocer en la necesidad de quienes menos tienen la urgencia de asistencia y de un cambio radical, para que juntos podamos evolucionar como hijos de un Padre o de una fuerza mayor conocida como Dios. El concepto de hermandad es primordial para dejar de lado mezquindades y la búsqueda de riqueza y poder permanente que tienen algunas personas, y que relegan a posiciones menores en la escala social a gran parte de la humanidad. El concepto de hermandad es esencial para que el egoísmo sea apartado por aquellos que ven la acumulación de riquezas y poder como la forma de supervivencia suya y de sus descendientes. Es también vital para dejar de ver la variable costos y ganancias en todo tipo de producción, y en lugar de eso inclinarnos por lo mejor para el planeta.
¿Cuál es la elección? Si bien se ha mencionado muchas veces en este blog, podemos resumir que es dejar de contaminar. ¿Cómo???? –sólo pretendo exponer un pequeño decálogo-
1.       Volver más eficientes los procesos productivos que contaminan el aire, el agua y el cielo para que no contaminen o que sea mínimo.
2.       Invertir en formas de producción de energía que sean amigables con la naturaleza y dejar de quemar combustibles o similares para producir energía.
3.       Cambiar la matriz energética del transporte, basada principalmente en motores a explosión que queman combustibles.
4.       Cambiar la producción de plásticos, poliuretanos y similares que no son biodegradables por otros componentes que sí lo sean.
5.       Efectuar en todo pueblo o ciudad el reciclaje de basura domiciliaria e industrial, buscando la mejor alternativa para el planeta y no la más económica.
6.       Dejar de contaminar la tierra y su producción, tendiendo a efectuar un gran porcentaje de producciones orgánicas.
7.       Establecer a nivel internacional un factor de aporte y reposición de bosques, selvas y espacios verdes, en donde cada país se comprometa a disminuir la tala y acrecentar las áreas verdes con árboles.
8.       Cambiar los envases de todos los productos que contaminen o que no sean biodegradables por otros que sí lo sean.
9.       Proteger las reservas de agua dulce actuales en el mundo, de modo que no se permita avanzar en la contaminación o destrucción de las mismas por cualquier proyecto existente.
10.   Terminar con la mayor cantidad posibles de actividades que utilicen ácidos que se viertan a suelos, subsuelos y aguas.
Entre todos podemos lograr el cambio y todo aporte o cambio para mejorar es importante. La conciencia colectiva tiene que presionar para que esto suceda.
Ahora, cómo final, podrán decir que estoy loco o que no cito la fuente, pero crean que sólo reproduzco o sintetizó algo que leí y que fue dicho por alguien muy superior a nosotros…Por qué lo creo???...porque lo siento de todo corazón que esto es algo negativo que está sucediendo, es como algo lento y tan grande que no es tangible, pero que segundo a segundo parece continuar. Podrán ser más o menos años, pero lo seguro es que tenemos que cambiar.
Sí, como mencioné en otras partes del blog, también existen otros peligros para el planeta, como ser el estado latente de guerra que hay en algunas partes del globo o la amenaza nuclear, y también saber que hoy el mundo no está implementando un sistema basado en compartir los recursos. "Sin compartir no puede haber justicia; sin justicia no puede haber paz; sin paz no puede haber futuro."

martes, 9 de abril de 2013

LA REFORMA AGRARIA – ANÁLISIS DEL PROBLEMA - PARTE 1

UNA SITUACIÓN NO DESEABLE PARA LA SOCIEDAD EN SU CONJUNTO
Para no ser tan extenso en el tema, prefiero dividirlo en 2 partes. La primera orientada a analizar la cuestión de por qué se necesita una reforma agraria dentro del marco de una economía basada en compartir los recursos. La segunda basada en los análisis de las alternativas efectivas para lograr tal reforma.
Aquí va la primera parte.
Desde comienzos de la década del ´70 mucho se viene hablando de la necesidad de implementar en los países en desarrollo una “Reforma Agraria”; por lo que, a continuación analizaremos brevemente qué significa la concentración de tierras y por qué se ha dado tal fenómeno.
Cuando hablamos a reforma agraria hay varias acepciones que pueden mencionarse.
La primera y la más esperada es la referida a la lisa y llana redistribución de la tierra tendiendo a la desconcentración de la misma, para lo cual tenemos que considerar que existe actualmente concentración, y aquí van algunos datos:
Sin ahondar en las causas, de los casi 300.000 productores agropecuarios que existen en Argentina, tan solo 4.000 poseen casi la mitad de la tierra: el 1,3% de los propietarios es dueño del 43% de la superficie. Alrededor del 70% de la zona núcleo pampeana no es trabajada por sus dueños, sino por distintas variantes de arrendamiento, en buena parte con contrato accidental. Esto provoca que la renta agraria sea aplicada en menor grado al desarrollo del interior o a la mejora de la producción agropecuaria. Actualmente, se monopoliza en pocas manos la renta, ya que los pequeños productores que quedan dejaron de trabajar sus tierras, convirtiéndose en mini rentistas por alquiler sus tierras a los pooles de siembra, fondos de inversión y a grandes contratistas.
Otros datos son:


1960
1988
2002
CANTIDAD DE EAPs
471.756
421.221
297.425
MILES DE HECTAREAS
175.143
176.897
174.808



Tamaño de la EAP (ha)
1988
2002
Variación en %
Menos de 50
186.940
137.241
-26,6
50,1 a 200
95.089
69.495
-26,9
200,1 a 500
47.772
40.221
-15,8
500,1 a 1000
21.101
21.441
+1,6
1000,1 a 2500
15.296
16.621
+8,7
Más de 2500
12.159
13.213
+8,7



EAP: Empresa agropecuaria productiva. He aquí que la definición de empresa puede incluir a familias que explotaban su campo en forma de empresa.
Para ejemplificar este proceso, según el investigador de Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), Eduardo Basualdo, existen en la provincia de Buenos Aires 1294 propietarios con más de 2500 hectáreas. Son 799 los que tienen entre 2500 y 4999 hectáreas, 242 entre 5000 a 7499 hectáreas, 92 entre 7500 y 9999 hectáreas, 108 entre 10.000 y 19.999 hectáreas y 53 de 20.000 en adelante, incluidos los estados nacional y provincial. En conjunto, son dueños de 8,8 millones de hectáreas, algo más del 32 por ciento del total de la provincia.
Respecto a esto, ¿es lógico lo que sucede dentro de la economía de mercado? La respuesta es sí, ya que han quienes concentran la tierra han podido aprovechar economías de escala en distintos ámbitos agropecuarios y han tenido espalda para soportar, aprovechar y aprovecharse de otros cuando se suceden crisis en algún sector del agro. Pero, no es correcto para la sociedad o para el planeta en su conjunto.
Otro ejemplo de lo que sucede es lo citado por Eduardo Buzzi (representante de la Federación Agraria Argentina –que nuclea a los propietarios y productores pequeños): “Consideró, asimismo, alarmante el cambio respecto de la cantidad de tierra necesaria para que con el trabajo familiar se pueda vivir dignamente y progresar:"Entre 1979 y 1983 -no tan lejos en el tiempo- en Marcos Juárez un productor con 38 ha de propiedad obtenía un ingreso equivalente a $ 1200 mensuales. Hacia 1994, para obtener ese mismo ingreso, se necesitaban 160 ha. En la campaña 96-97, con el aumento de los precios internacionales de los commodities, con 100 o 120 ha una familia podía hacer un retiro suficiente para las necesidades familiares. En 1999-2000 ya es necesario para ello superar las 350 ha. Podrá haber, pues, cosecha récord, pero lo cierto es que en la región núcleo pampeana hay 150.000 productores que han dejado de serlo, puntualizó el preocupado dirigente. En el sector agropecuario la apertura y la desregulación fueron las bases para que se dé una recomposición del latifundio. Al no existir -dijo Buzzi- entes reguladores, formadores de precios, ni legislación que limite la concentración de la tierra se generaron condiciones que permitieron una recomposición de los latifundios, o sea un retroceso hacia la época anterior al Grito de Alcorta, que dio origen a la FAA”.
En la producción agraria se produjo una revolución tecnológica, que en la región pampeana empezó a verificarse desde mediados de la década del noventa, basada en la siembra directa y las semillas transgénicas. Este nuevo patrón productivo generó una fuerte caída de los costos, una reorganización de los modos de cultivar y el surgimiento de nuevos actores económicos en el sector. Este cambio tecnológico demanda mucho menos trabajo manual y mucho más capital. Se necesitan millonarias inversiones en maquinaria para siembra directa, que son distintas a las tradicionales. Por esto, como una de las causas, surgieron contratistas –la mayoría son además medianos o grandes productores– que van por los predios con sus maquinarias a realizar el trabajo, que en la agricultura tradicional podía llevar de uno a dos meses, según la extensión, y hoy se realiza en uno o dos días. A la vez, los transgénicos exigen la utilización creciente de agroquímicos, como herbicidas y fertilizantes, que elevan el rendimiento por hectárea. El profesor Horacio Giberti, uno de los mayores especialistas en política agropecuaria, explica en una entrevista realizada por Isaac Grober, miembro del Consejo Editorial de la Asociación Civil-Cultural Tesis 11, que “en la agricultura tradicional el chacarero araba, sembraba, lo que le demandaba un mes de trabajo en una chacra corriente y luego hacía algunos trabajos culturales, como en el caso del maíz, o ninguno, como en el trigo. No había defensa del cultivo, en el sentido de que no se aplicaban herbicidas, ni fertilizantes, de manera que el chacarero veía crecer bien o mal el cultivo. Luego venía el período de cosecha, lo que implicaba la cosecha en sí misma, el transporte y la comercialización. Ese era el trabajo, de tres a cuatro meses relativamente duros”. Hoy, la realidad es muy diferente. Con la soja, el trabajo es de un par de jornadas, y en muchos casos es subcontratando la labor.

Esa transformación productiva se desarrolló con un Estado que abandonó su tarea de intervención para ordenar esa revolución tecnológica y para brindar asistencia técnica a los pequeños productores. En ese contexto, aparecen los fondos de siembra –pools– que tienen el capital suficiente para comprar y aplicar ese nuevo paquete tecnológico en economías de escala. Pero además de los tradicionales grandes propietarios de tierras, junto con los pools de siembra, han surgido los molineros o sus familias en cada pueblo, quienes también han ido avanzado en concentrar cada vez más la producción y la tierra en sus manos. Esto fue así porque los chacareros que no pudieron acceder a ese nuevo paradigma productivo-tecnológico les resulta mucho más rentable alquilar la tierra que trabajarla. Entonces, lo que se ha verificado es una enorme concentración de la producción sobre tierras arrendadas, lo que ha provocado una profunda alteración de la estructura económica y social del campo. La propiedad de la tierra sigue tanto o más concentrada que antes, fenómeno que no tiene nada que ver con el actual proceso de concentración de la producción. Y obviamente, ni en una ni en otra concentración, los derechos de exportación tienen influencia directa. El economista Eduardo Basualdo que está trabajando en este tema desde hace años y en la actualidad lidera un estudio al respecto en el área de Economía y Tecnología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), destaca que en la zona pampeana el 86,4 por ciento de la producción agrícola sigue en las mismas manos que hace un siglo y que esas familias y grupos tradicionales la realizan más de la mitad en sus tierras y el resto en otras que ellos mismos arriendan, que suman a las propias para mejorar la escala de producción.
Un párrafo, como mencioné arriba, merece los dueños de silos o molinos del interior, que han ido concentrando la tierra cada vez en ciertas ciudades o pueblos. Esta situación vino dada a raíz de concentrar muchos de estos molineros o dueños de silos los insumos que vendían al chacarero como también la compra de su cosecha. En una primera instancia el chacarero en épocas malas quedaba endeudado con el molinero, ya que este último tenía la posibilidad de acopio o diversificar su riesgo con ventas de insumos a mayor cantidad de chacareros. En una segunda instancia por abandono del chacarero de su campo por malos resultados o por divisiones de herencia fueron y son los molineros y acopiadores quienes en mejor posición negociadora quedaron para comprarlo. En una tercera instancia los molineros muchas veces se han expandido verticalmente, incorporando maquinaria de siembre y cosecha. Estas instancias han otorgado a molineros gran poder y concentración creciente de tierras en muchas ciudades y pueblos del interior.
En resumen, unos de los problemas de fondo es la falta de estrategia política para encauzar el tema de la propiedad, ya que hoy algunos sectores agropecuarios que más renta concentran: grandes familias tradicionales, pooles de siembra, multinacionales semilleras, grandes y medianos empresarios sojeros, molineros; muchas veces actúan como predadores respecto de un desarrollo rural sostenible, inclusivo, equilibrado y equitativo.